Los anticonceptivos orales son fármacos que se administran por vía oral, contienen hormonas en pequeñas dosis y su finalidad es suprimir la ovulación, impidiendo de esta manera el embarazo.
Sin embargo, su uso no se limita a prevenir embarazos, también puede utilizarse para tratar las siguientes patologías:
- Combate el acné.
- Ayuda a aliviar la dismenorrea, es decir, el dolor menstrual agudo.
- Cuando es necesario regular el ciclo menstrual.
- El síndrome premenstrual.
- Para la endometriosis y los quistes funcionales ováricos.
Estudios han demostrado que los anticonceptivos orales tienen algunos beneficios de salud importantes. Entre los que destacan:
– Disminuyen el riesgo de cáncer de endometrio y de ovario en alrededor del 50% durante al menos 20 años.
– Reducen el riesgo de tumores benignos de ovario
– Sangrado vaginal anormal
– Osteoporosis
– Anemia por deficiencia de hierro
En algunos casos el uso de los anticonceptivos orales puede causar efectos secundarios tales como:
– Náuseas y vómitos.
– Cefalea.
– Depresión.
– Disminución de la lívido.
– Aumento de la tasa de infecciones urinarias.
– Sangrados intracíclicos (fuera del clico común).
Uno de los métodos anticonceptivos más seguros es la píldora anticonceptiva, ya que cuenta con una efectividad del 98%.
Muchas veces pueden ocasionar síntomas secundarios después de tomarla, como dolor de cabeza, náuseas y vómito.
El Instituto Mexicano del Seguro Social, explicó en un estudio que el vómito puede disminuir la efectividad de la píldora anticonceptiva, si esto ocurre en la hora siguiente de haberla tomado.
¿Qué hacer?
Si transcurrieron menos de dos horas de haber ingerido la pastilla, puedes tomarla nuevamente. Si pasaron 3 horas no será necesario.
En el caso, que te haya sucedido el primer caso, debes optar por métodos anticonceptivos alternos como el condón para evitar el embarazo.